Por un cambio de discurso

por Diana Chávez de la Sota

Hasta hace unos veinte años las campañas políticas estaban en pañales, es decir se manejaban rudimentariamente, eran hasta aburridas, mecánicas, sin innovación y sin creatividad. El tono de los discursos, los medios, las imágenes y todo era absolutamente igual y repetitivo, sin esfuerzo alguno y sin absolutamente nada de creatividad.Por supuesto el gasto siempre ha sido excesivo para que pinten bardas, saquen espectaculares, folletos, y, mas aún, regalen objetos con el logotipo del partido o el nombre del candidato. Dado que era necesario cubrir todo el gasto, el país se veía absolutamente saturado de pancartas, letreros y folletería. Evidentemente daba resultado, pero un resultado subliminal, era el resultado de un bombardeo publicitario y promocional desbordante que causaba, obviamente, un efecto de memoria a corto plazo, con la que el ciudadano podía ejercer su voto.

 

Se puede decir que éste era un voto visual y auditivamente influido, donde nadie salía librado, donde, en donde sea que te pusieras había un anuncio de un candidato, claramente algunas de sus frases sí resultaban impactantes y fáciles de recordar, pero no importaba si era la frase, el nombre, el apellido o el partido, llegando a las urnas todos votaban por el PRI, lo cual no indicaba nada mas que la indiscutible realidad de que habían gastado mas en publicidad y punto. Esta etapa arrojó gobiernos casi impuestos y un voto sumamente manipulado por la propaganda; mas adelante, las campañas por ahí de finales de los años 80‘s y principios de los 90’s tomaron otra forma, en específico desde Cuauhtémoc Cárdenas y Carlos Salinas, así, tanto en gobiernos locales como federales, las campañas se hicieron mas artísticas. A partir de 1994 se empiezan a televisar los debates entre los candidatos, ahora estos recibían ahora información sobre imagen, proyección, forma de hablar, como vestirse y sobre cómo presentarse ante la gente, lo que dio un giro total a la maniobra y a las futuras votaciones.

Otro ejemplo irrebatible fue el de Vicente Fox, en el año 2000 se da por primera vez reconocimiento de la mercadotecnia política en México. La campaña de Fox usó las nuevas formas de manejo de imagen, en medio de su campaña se dio un fenómeno social inusual en el que la gente se sentía dentro del proceso, aunque al final sólo fuera en apariencia. Dice Melissa Álvarez, en entrevista, que Fox quiso romper todos los esquemas, muy autentico y muy respetuoso de su esencia, pero le falto respetar las necesidades de la audiencia. 

«Ganarse» a  la gente es mas que una expresión, es el cometido, es la meta de cualquier campaña y de cualquier asesor de campaña. Se «gana» primero a la gente para después se «ganar» la campaña, primero la batalla después la guerra. Descubrir que un cierto tipo de ropa, ciertos colores, formas de hablar y lenguaje suman o restan, ha sido la clave de las guerras campales entre asesores de imágenes y equipo de mercadotecnia detrás de un candidato. De ahí que el número de votos ganados representen la parte numérica mas exacta del trabajo realizado, así de simple, a cuantos ganaste y cuantos perdiste. Las votaciones es un asunto de números, sumar para restarle a los otros. Por obviedad es un deporte, un ejercicio como el amor y la guerra en el que todo se vale, a pesar de que se deben a ciertos principios y normas, la campañas políticas se valen de métodos, no siempre muy correctos, para obtener su anhelado triunfo. 

Es impresionante cuando vemos en películas o en conferencias la maquinaria que hay detrás de un candidato, es impresionante, además, «lo personal» que se pueden tomar «la profesión» de colocar en el poder a alguien, pareciera un reto personal, por supuesto que no ignoramos la cantidad de intereses que se manejan, pero verdaderamente es el producto mejor publicitado, promocionado, estudiado y solo se compara una guerra con lo profesional de la estrategia que deben invertir y analizar. Se volvió una guerra mercadológica después de ser una guerra política y por supuesto que todos, como actores de ésta, hemos formado parte de la estrategia mayor, todos incluso los medios, quienes en momentos parecen al mando y en otras también sirven de carnada. No hay quien pueda mantenerse al margen de éste juego de poderes, algunas veces mojándose solo los pies, en otras empapados como quien es sorprendido por una ola.

Melissa Álvarez, en la entrevista, nos platica como se crea una imagen a un político, lo que me pareció mas interesante es lo que dijo sobre hablar con la verdad, que todos tenemos una inteligencia intuitiva donde sabes cuando nos están diciendo mentiras, y he de decir que, a mi parecer, la política debe ganar una batalla diaria, demagogia ya no funciona, el arte de hablar con la verdad sería un buen principio. Eso es lo que México necesita, menos frases elaboradas y mas veracidad en los discursos, necesitamos ser un país que exija fondo en la política y menos forma, ya vimos que en la forma no hay crecimiento, pero si seguimos sin exigir que nos den propuestas válidas e inteligentes seguiremos teniendo gobiernos que nos den sólo circo y cada vez menos pan.

En el ámbito de la comunicación política creo que estamos viviendo una revolución de una nueva era, donde la tecnología vino a cambiar todo, entonces cualquier fenómeno social, familiar, político, se traduce dentro de la red, en internet, Twiter, Facebook, blogs, etc., o viceversa, Twiter para mi práctica laboral, social o política. Se dice que si Facebook fuera un país sería el cuarto mas poblado; cada día se suman más y más usuarios de cualquier forma de cibercomunciación. Entonces, pensar que la política no aprovecha estas plataformas me parece imposible, hasta las marcas  se vieron en la necesidad de explotar la era del internet, estar fuera de los medios digitales es una forma de analfabetismo al cual no pueden pertencer los «informados». A propósito de esto, debo apuntar que hay un miedo latente en las personas, el miedo a no saberlo todo, el miedo a la desinformación, como si fuera un cáncer del cual hay que huir, no importa cuanto de lo que me informo sea innecesario, falso o de dudar, pero generaron la necesidad de saber y punto. En ésta práctica, de informar por informar, los medios y los medios políticos aprovecharon para atrapar a cuanto sector de la población era susceptible de ser atrapado. Con inofensivas cuentas de Twitter, los candidatos, los partidos y los protagonistas, entraron como nunca antes a las casas de los votantes, se sentaban a sus mesas, toman su tiempo de descanso, se «amigaron», considerando que la población aun sentía que tenía el poder, expresaba «su opinión» y se sentían dueños de tener el poder de decir lo que opinaban.

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En éste punto es donde radica la columna vertebral de la comunicación política que necesitamos, y nos encontramos en una disertación muy compleja, que tiene muchísimas vertientes, un buen principio sería detectar quién tiene ahora la sartén por el mango, porque en este juego de información se movieron todas las posiciones, quienes informaban ahora son informados, quienes dictaban noticia, ahora las persiguen de entre los tuiteros y las redes, quienes daban la opinión ahora escuchan las opiniones; es algo tan complejo y a la vez tan nuevo que ni siquiera podemos medir el grado de influencia que puede tener una frase en una persona. Por ejemplo antes mirar un cierto canal de televisión te brindaba un perfil del público, podías medir preferencias, perfiles, niveles socioeconómicos, etc. Sin embargo ante el abanico abierto, donde un comentario puede llegar a miles en segundos y, recíprocamente, recibimos mensajes de miles en segundos, nuestra opinión fue influenciada, después de unos cuantos tuits o mensajes, ya opino diferente, no debemos subestimar lo que la información puede hacer en nuestra mente. Así mismo, en éstas últimas elecciones, hubo una ensalada catastrófica de información, como si viniera una fiebre por hablar, por ser escuchado, como un mitin donde todos gritan y hablan.

En términos de contaminación no tenemos ni idea de cuantos megas de información contaminante rodea nuestras mentes, nuestras decisiones y las de otros. No hay comentario inofensivo, desde el momento que tiene el poder de ser leído o escuchado, ya gano, recordemos que quien tiene tus oídos te tiene a ti. Me viene a la mente un libro en el cual el autor desea que sea leído, si logra atrapar a un lector en la primera hoja ha llegado a su meta, ahora cualquiera puede ser leído, escuchado, tuiteado «sin filtro», nos llenamos de las palabras de todos, de las filosofías de todos, como una mezcolanza de mentes, donde no se diferencian patrones, conceptos, opiniones. No creo que los medios tengan todavía el poder absoluto, se vieron rebasados por la fiebre de teclear, los medios ahora fueron los manipulados, su trabajo fue seguir a las redes sociales, y tampoco creo que las redes sociales sean un genuino representativo de la población, mas bien me parecen como el efecto anónimo de la población. Navid Hassanpour, estudiante de posgrado de Ciencias Politicas en Yale, declaró que “las redes sociales sociales pueden actuar en contra de la movilización de las bases, desalientan la comunicación cara a cara y la presencia masiva en las calles. Al igual que los medios de comunicación más tradicionales y altamente visibles, crean una mayor conciencia de los riesgos involucrados en las protestas, lo cual a su vez puede desalentar a la gente de participar en manifestaciones”. Lo que se vivió en México con el movimiento #yosoy132 podría parecer la contradicción a esta declaración, pero yo creo que no, fueron pocos los que dieron la cara, los demás se escudaron detrás de unos cuantos, lo que sucedió en México fue el efecto de una voz sin rostro, el efecto de lanzamiento de pelotas escondiendo la mano, de ahí su poder, el movimiento no habría tenido el mismo poder si fueran personas con nombre, ubicación, apellido, profesión, oficio, etc. Pero esa fuerza masiva de anonimato, de pensamiento homogeneizado, puso a temblar a los medios que por años dominaron. Ahora la fuente eran las redes, ellas determinaban el raiting de una noticia y los candidatos bailaron al son que les tocaron las redes.

Este nuevo fenómeno echo al suelo todo lo que se sabía de política, de estrategias, de imagen, de medios, de poder, de censura, las redes atraparon el sistema político, atraparon al país, y quedaron también dentro los protagonistas de las mismas. No creo que podamos salir del efecto y la influencia de ellas, la política es regida por el numero de seguidores de un tuit, por el numero de mensajes de aprobación, por el numero de replys, y de cuidarse de no caer en las trampas de una campaña de desprestigio social porque de esa, si que nadie se escapa, no importa si es verdad o no. En años pasados, podríamos medir el impacto de un medio, de un spot a una hora determinada, ahora, no se puede ni siquiera calcular el impacto inmediato de una simple frase. Tenemos un terrible ejemplo de subversión cibernética, lo vimos las pasadas elecciones, tambaleó, modificó, levantó,  pero en el caso de México tuvo un límite, que aun no se puede vencer, dado que somos un país de pobres y es el de llegar al precio, no importa cuanto se diga, siempre hay un mejor postor. No sabremos pronto el impacto de las redes en la vida social, pero existe, es real, somos influídos diariamente, se pueden colar por ahí desde pensamientos positivos, de crecimiento, de unión, de paz, como todo lo contrario, no debemos subestimar nuestra participación y mucho menos subestimar las puertas que abrimos, no sabemos en que momento nos tomaron. En un artículo titulado “Las nuevas redes sociales, ¿moda o revolución?” de Francisco Javier Pérez Latre recalca que “lo importante de redes sociales como Facebook o Twitter no es tanto la tecnología que usan, como la relación de las audiencias con ellas. Hablan de un paradigma de la comunicación que subraya la participación, la velocidad y la información en tiempo real, la movilidad, la transparencia”. 

Creo que seguimos estando muy lejos de tener la sociedad que queremos o hasta la que necesitamos, pero también presiento que el camino ya se abrió, todavía es muy angosto y solamente hay un puñado de personas que pueden entrar, pero ahí esta para ser seguido, es decir, no creo que el movimiento #yosoy132 esté manejando la situación y la atención de la mejor manera, pero sí creo que nos permite ver que los jóvenes ya no estamos sentados esperando que pasen las cosas, ahora estamos creando las cosas. Lamentablemente, como bien dijo Melissa Álvarez, todavía el mexicano promedio no siente la necesidad de informarse, dice que sólo el 1% de la población abre dos medios diferentes al día. Como decía anteriormente, todavía hay un largo camino que recorrer, pero al menos ya siento que hay nuestro voto no es frío, ya hay pasión, amor por México y anhelo de cambio.

http://los30tuiteros.com/opinion.php?id_pub=12

http://www.lavanguardia.com/tecnologia/20111003/54223445880/la-revolucion-de-las-redes-sociales-es-la-revolucion-desde-el-sofa.html

http://elpais.com/diario/2011/11/27/opinion/1322348411_850215.html

http://elpais.com/elpais/2012/06/22/opinion/1340371851_798752.html

Una respuesta a “Por un cambio de discurso

  1. Un artículo de opinión bastante bien argumentado y interesante. Logra resaltar las vertientes de una problemática compleja que es la de la comunicación política. Los argumentos son bien elaborados. Lastima que no se haya podido comentar acerca de varios puntos como el avance de los estudios que se han realizado en cuanto al impacto de la publicidad y de los medios (cf: lazarsfeld, Bourdieu..). Hubiera sido también interesante contemplar la problemática de la educación en México (por eso podríamos contemplar la necesidad de desarrollar el pensamiento critico), de su acceso y su relación con el nivel de pobreza y contrastarla con los comentarios hechos acerca de la importancia de «lo personal» en lo que decide cada uno a votar, es decir de lo sentimental y irracional que puede representar el hecho de votar (la comunicación juega mucho con esto, del traje, de la postura de las personas que no tienen mucho que ver con las aptitudes del candidato o de sus ideas). En fin, seria interesante abrir con el nivel de conocimiento que se esta elaborando en unas universidades para contemplar el poder de la imágenes con el biomarketing.

    Para concluir, el articulo nos deja mucho para reflexionar y tiene buena bibliografia. Si el escritor deja claro lo que opina, abre varios caminos de reflexiones para el lector.

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